Desde las escuelas de arte europeas del Renacimiento hasta nuestros días, la imagen del infante y su implícito simbolismo, han tenido presencia significativa en la historia universal de la pintura artística como Juan Esteban Murillo, pintor español del siglo XVII. En géneros clásicos, a decir el costumbrismo, el retrato e imágenes iconológicas como los querubines, solo por citar un ejemplo, la imagen del niño ha desarrollado diversos cambios connotativos en cuanto a la concepción literaria del mismo, según la espiritualidad de la época y sus acontecimientos en el mundo.
Mas no ha renunciado a su dimensión denotativa, esto es, el canon relativo y la estética en su tratamiento formal a través de creación artística.
Así, la temática de la niñez y toda su dimensión lúdica, ha sido siempre una especie de reto para los artistas a quienes, ya en procesos de evocación de recuerdos y afectividades de su propio pasado, tratan de plasmar a través de sus oficios aquello de lo que ya no padecen: ver el mundo con asombro. Sin embargo, ello no impide la impresión visual de un mundo inagotable de representaciones alegóricas y oníricas en cuanto a lo eidético-infantil como punto de partida para un creador de metáforas visuales.
En esta muestra colectiva de pequeño formato, auspiciada por la Revista TEMPORaDA, diferentes artistas recrean su visión recurrente de la temática del niño que, al mismo tiempo, se convierte en su propio motivo de expresión simbólica. Desde la pintura naturalista hasta la fotografía, pasando por el collage y de lo evidente hasta lo surrealista esta muestra, diversa en sus dimensiones técnicas y formales, la cual componen una propuesta de fabulas inéditas partiendo de un mismo tema.
Alberto Villalobos,
Mayo 2010
-----------------------------------------------------------------------------------------
